Aprendí a quererme,
a apreciarme más,
a valorarme como persona,
a ser comprensible,
a entender las penas,
y el dolor ajeno.
Hoy vivo mi propio dolor,
mi propia pena, anidada en mí,
pero mañana, reiré al verme,
en el reflejo de ojos desconocidos
que transitan en los míos.
Anónimo