- Papá, he sacado un cero en lengua.
- ¿Por qué?
- Por lo visto, la frase que me hiciste: "El cazador ató al ciervo a un arbol", el sujeto no es el ciervo.
- ¿Cómo que no? Pero si esta atado. No entiendo nada.
- Eso ha dicho él.
- ¿Es Club de los exagerados?
- Sí, pero le esperábamos hace 70 horas.
- Lo siento, he tenido que coger 36 autobuses.
- Esa excusa la ha puesto 100 veces.
- Le pido mil perdones.
- Ande, pase.
- Un millón de gracias.
- Ya vale.
- Dice en su currículum que es un maestro del baile, que domina todas las categorías.
- El mejor.
- Hábleme de claqué.
- En realidad es Superman, pero nadie lo sabe.
- Cierre por fuera.
- ¿De qué trabajaba usted?
- Era ferroviario.
- ¿Y por qué lo ha dejado?
- Estaba harto de ver vías todo el día.
- ¿Tanto?
- Solo vías, y más vías y más vías...
- Vale, vale. Dígame su nombre.
- Tobias.
- ¡QUE SÍ, PESAO!
- ¿Tiene camión propio?
- Si, señor.
- ¿Qué tara tiene?
- ¿Yo? Ninguna.
- El camión.
- Le falla un intermitente, pero nada más.
- Que cuánta carga soporta.
- Tengo a mi suegra con Alzeimer.
- ¿Es tonto?
- ¿Quién, el camión o yo?
- Cierre por fuera.
- Estoy deseando que mi mujer se quede
embarazada.
- ¿Qué te gustaría tener?
- Una casa en Marbella.
- Digo de niño.
- De niño, el fuerte de los Cliks.
- Espero que el niño salga a tu mujer.
A consecuencia de un problema vascular perdí un testículo. El médico me aconsejó la intervención quirúrgica, pero no quise. Ahora he perdido el otro testículo, y al final me tengo que operar; no tengo más cojones.