La magia duerme en ese banco de aquel camino.
Está ahí, junto a tu niñez; a dos garabatos, tres canicas, otros tres pellizcos, un buen charco, sonreír y pan con membrillo.
Somos parques.
Somos muchachos de barrio que un día dejamos de escuchar los grillos
"Dibidi, dabidi, bu"